Hago este posteo simplemente porque quiero intentar acabar con una estúpida rencilla puertas adentro de nuestro mundillo liberal. Creo que la misión del liberalismo y de nosotros los liberales, hoy en día, es muchísimo más importante que cualquier otra cosa. Este es nuestro momento, no lo desaprovechemos con resentimientos inútiles.
¿En este
país, donde la libertad está en terapia intensiva, sus únicos defensores: los
liberales, se ponen a querer establecer el modo de decir las cosas de otros
liberales? Me parece que algo no está funcionando bien en la cabeza de algunos,
supuestos, liberales.
¿Decir “políticos
parásitos hijos de remilputas”, es más importante que el hecho de que esos
políticos hijos de remilputas nos hacen laburar casi siete meses para financiar
sus caprichos? ¿Debemos atacar al denunciante por como se expresa o en realidad
nuestra misión era justamente denunciar lo mismo que el insultador está
denunciando?
El liberal
se supone que, uno de los conceptos que defiende con alma y vida, es el del
Mercado, y las espontáneas preferencias de los individuos dentro de dicho
mercado. Si tomamos al mundo de las ideas como un mercado más, hay un “producto”
que acaparó las preferencias de muchos “consumidores de ideas”. Despotricar
contra ese hecho, ¿no es despotricar contra el mercado y sus consecuencias?
¿Contradictorio no?
Ser liberal
no es tener un título académico, y hablar con un listado establecido de
palabras correctas. Eso lo puede hacer cualquiera. Ser liberal va mucho más
allá que el conocimiento de intrincadas fórmulas y complejos gráficos. Es
defender y respetar la libertad que es propia del prójimo, al momento de estar
siendo violada, como sucede a diario en nuestra realidad nacional.
Ser liberal
no es defender nuestra propia libertad, eso lo hace hasta un tirano dictador…
el verdadero liberal se desvive porque a nadie le arrebaten ni la libertad, ni
la vida, ni la propiedad. Y cuando eso sucede, algunos estallamos de furia, y
el insulto es parte de nuestro idioma y a veces carece de sinónimos, es
entonces que cuando un político de mierda viola dicha libertad, no queda otra
que llamarlo por lo que es: un político de mierda.
En este país
infestado de parásitos, corroído por el veneno del socialismo, el colectivismo,
el falso nacionalismo y tantas otras asquerosidades, estar peleándonos entre
quienes entendemos como viene la mano, es mucho más que ridículo… es
intolerable.
Merecemos
replantearnos nuestras misiones. Creo que por ahora, el brillo de los púlpitos
inalcanzables de la academia, puede esperar… la urgencia está en salvar el
barco argento que se hunde.
Entre
nuestras filas de guerreros por la libertad, tenemos caballeros de excelsa
educación, seres calmos y sabios, también los tenemos punzantes e implacables…
y tenemos también kamikazes que no dudan ni un segundo en tirar a matar, con
cuanta munición tengan a mano, con tal de acabar con los amantes zurdos de la
pobreza, con lo villanos estatales y los esclavos interesados. Todos somos
útiles, todos aportamos algo. Todos estamos ilusionados por esta pequeña rendija
que se nos abrió en este último tiempo, que nos permite colar nuestras ideas
dentro de las cabezas adoctrinadas de la gente común.
Pero
mientras el antiguo erudito está preocupado por “conchas”, “putas”, “boludos” y
otras “palabrotas”, un cachivache presidente encabeza una nueva avanzada contra
nuestras libertades. Mientras el envidioso analista de buenos modos, sufre por
no haber podido colar sus ideas con su estilo y se escandaliza por los gritos
que otros profieren, el horrible fantasma de la no-presa nos amenaza con traer
de nuevo un pasado que queremos olvidar.
Los cientos
de miles de chicos y chicas, que enarbolan las banderas de la libertad, por
todos los rincones del país, empujando hacia adelante la ilusión de ver un liberal
en la Rosada, hablan de que la estrategia que denostan ustedes, ha funcionado
mejor que sus puristas formas. El solo hecho de ver tantas mesitas en varias
ciudades del país, con pibes libertarios afiliando y difundiendo lo que ustedes
y los gritones, defendemos, debería ser suficiente razón para que cierren sus
bocotas resentidas y busquen la manera de apoyar esta empresa de cambiar la
realidad.
Piénsenlo… quizás
aun no sea tarde para que se sumen a este hermoso momento liberal que estamos
viviendo. Un momento de alegría inmensa al ver que gente de los más raros
rincones de la sociedad, leen los libros que nosotros leíamos en soledad.
Hace un
tiempo le pedí al gran Gabriel Zanotti que se atreviera y gritara junto a
nosotros. Al menos en un comentario, aceptó mi invitación y gritó el mismo
grito libertario. Hoy se lo pido a ustedes: depongan la actitud antiliberal que
están teniendo y atrévanse a gritar con nosotros… pero bien fuerte y con ganas:
¡¡Viva la
libertad, CARAJO!!
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