“La tierra es la madre, el hombre es el padre de
la riqueza. En la maternidad de la riqueza no hay generación espontánea. No hay
producción de riqueza si la tierra no es fecundada por el hombre. Trabajar es
fecundar. El trabajo es la vida, es el goce, es la felicidad del hombre. No es
su castigo.”
Juan
Bautista Alberdi
Una
de las principales discusiones en la actualidad es sobre las diferencias entre
ricos y pobres, sobre la desigualdad de rentas entre unos y otros. Y debo decir
con total seguridad, que estamos perdiendo el tiempo en un debate innecesario y
con resultados nefastos para la realidad que nos toca vivir.
No
debemos preocuparnos por que unos “reciben” menos que otros. Nuestra
preocupación debería ser que todos podamos tener la libertad de producir tanta
riqueza como seamos capaces de producir.
Pero
para tomar cualquier camino que decidiéramos tomar, primero que nada tenemos
que entender qué es riqueza y qué es pobreza.
Para
empezar y antes de entrar en cualquier discusión ideológica, hay que entender
que pobreza no es “tener menos que otro”. Pobreza, aquí y en cualquier parte
del mundo, ahora y en cualquier momento de la historia, es no tener lo
suficiente para subsistir.
Así
también hay que comprender que riqueza no es tener más dinero que los demás,
ser ricos no es tener una abultada cuenta bancaria. Riqueza es poseer más
bienes que los necesarios para subsistir o en su defecto, tener los medios para
adquirir esos bienes, al mismo tiempo que tener la posibilidad de acceder a
ellos.
Pensando
en la cita de Juan Bautista Alberdi, al comienzo de este apartado, debemos
entender que el único medio para generar riquezas es el trabajo. Cualquiera sea
su forma, el trabajo genera beneficios a nuestra vida. No el trabajo en sí
mismo… a nadie hace más rico el estar cortando manzanas todo el día de los
árboles. Lo que nos hace ricos es aquello que podemos hacer con esas manzanas.
Consumirlas inmediatamente, preparar otros alimentos más elaborados, comerciar
con ellas, etc.
La
disponibilidad de las manzanas, y la posibilidad de acceso al mercado para
comercializarlas, nos dan la pista de cuál es la riqueza de Juan, nuestro
personaje de los ejemplos.
Siguiendo
con la historia de Juan, el propietario de la finca con manzanos, nos
preguntamos ¿por qué ahora Juan es rico?
Juan,
al comenzar la historia, tan solo poseía sus manzanas. Lo que podía hacer con
ellas le procuraba a penas el sustento para sobrevivir. Juan era pobre.
Pero
el día que se cruzó con el Viajero y pudo tener en sus manos aquel puñado de
semillas, su vida cambió.
Ahora
tenía la posibilidad de poder ofrecer en el mercado las manzanas de siempre,
panes y otras especialidades a partir de la harina de trigo, y tartas de
manzanas que preparaba, entre otros ingredientes, con las frutas que poseía y
la harina que fabricaba.
Con
toda esa cantidad nueva de bienes, Juan podía ir al mercado e intercambiar sus
cosas por bienes que vendían los demás comerciantes. Mayor cantidad de bienes,
comparados con los pocos bienes a los que podía acceder antes.
Juan
siguió trabajando duro en su campo, mejorando la calidad de sus manzanas,
aumentando la producción de trigo, mejorando la elaboración de sus panes,
preparando gran variedad de postres. Luego y debido a lo que podía adquirir con
sus “ganancias”, Juan comenzó a ahorrar para luego de un tiempo invertir en
nuevas actividades. Agregó árboles de otros frutos como cítricos, peras.
Comenzó a cultivar una huerta, de la que obtenía verduras. Adquirió animales,
los cuales criaba para luego comerciar con sus carnes, sus cueros, con comidas
que podía preparar a partir de ellos y otros ingredientes.
Adquirió
herramientas de labranza, mejoró el molino, el almacén de granos, se hizo con
una gran cantidad de utensilios para la elaboración de comidas. Compró un carro
más grande para llevar sus mercancías todas las mañanas al mercado.
Juan
ahora tenía cubiertas sus necesidades básicas, podía darse con gustos, tanto él
como su esposa. Sus hijos ahora iban al pueblo a estudiar y como ellos ya no
trabajaban en la finca, Juan tuvo que contratar una persona para que lo ayudara
con sus tareas.
A
parte, ahora, Juan podía guardar excedentes que podía utilizar, consumir o
comercializar más adelante, según fuera necesario.
Guardaba
también un poco de semillas y unas piezas de oro y plata, para utilizar como
dinero, cuando la situación lo requiriera.
Juan
había abandonado aquella condición de subsistencia (pobreza) y era rico.
¿Pero
por qué decimos que Juan es rico?
En
la mente de muchas personas, pensar en una persona rica es pensar en alguien
que posee enormes cantidades de dinero y vive una vida de lujos y derroche.
Es
por esa razón quizás, que el prejuicio tiene razón de existir.
Pero
no hay nada más alejado de la realidad que ese concepto de riqueza.
Vamos
a hacer un absurdo ejercicio para entender
el porqué de ese errado prejuicio.
Imaginemos
dos personas. Una de ellas es Juan, con su finca y todos su árboles frutales,
sus sembradíos de trigo, maíz, etc., sus animales de granja, su molino, su
granero, sus herramientas, hornos, utensilios, etc. En fin… todo aquello que
adquirió y acumuló gracias a su constante trabajo y su inquebrantable voluntad
para ahorrar e invertir.
La
otra, un hombre con una inmensa fortuna en monedas de oro y plata, una enorme y
lujosa mansión en el centro del pueblo. Una caballeriza con varios carruajes
enormes y suntuosos. Sus roperos abarrotados de elegantes trajes y sombreros y
zapatos de gran factura.
Supongamos
que desaparece toda la humanidad y solo quedan Juan y su finca, como un
oasis de vida. Es evidente que Juan
podrá subsistir por mucho tiempo y si no decae en su costumbre de trabajar
duramente, ese tiempo se hará más extenso. Quizás tenga asegurada su existencia
y la de su familia.
En
el caso del millonario que vive en la mansión, la situación sería diferente. Si
quedara solo en el planeta, con todas sus adquisiciones, probablemente subsista
mientras se consume todo el alimento que guarda en sus alacenas. ¿Pero qué pasaría
luego, cuando se le acaben las provisiones? ¿Podrá comerse los carruajes, la
ropa y los zapatos? ¿A qué saben las columnas de la mansión y los lujosos
cortinados de los ventanales? ¿Podrá alimentarse comiendo sus monedas de oro y
plata?
Es
evidente que la respuesta es no. No puede subsistir. Y aún más. Una persona así
jamás podría existir. No puede existir una persona que solo tenga dinero,
porque para tener ese dinero, primero tiene que haber producido algo que ha
intercambiado con otras personas, las cuales le pagaron con esas monedas. Sólo
existe en la fantasía de Disney del Tío Rico.
Ese
hombre, a pesar de sus montañas de oro, será inmensamente pobre mientras no
tenga bienes acumulados que le permitan seguir produciendo riquezas. Y notamos,
con este absurdo ejemplo que para poder decir que una persona es rica porque
tiene monedas, necesita de otros seres humanos que estén dispuestos a comerciar
con él y así darle valor a su dinero.
Sin
comercio, sin intercambios, sin otros seres humanos alrededor, el dinero carece
de todo valor.
Recordemos,
ser rico es haber superado las necesidades básicas y poder, además de
subsistir, mejorar la calidad de vida y tener la posibilidad de ahorrar y luego
reinvertir para generar más y más riquezas.
Todos
esos bienes que ha acumulado Juan, los cuales le sirven para producir nuevos
bienes que podrán ser intercambiados en el mercado se llaman Capital.
La
condición natural del hombre ha sido siempre la pobreza, por milenios, la más
absoluta pobreza. Solo con la evolución constante del mercado y el comercio,
los seres humanos han podido ir acumulando bienes de capital. Sobre todo a
partir de la Revolución Industrial. A partir de cuyo surgimiento esa
acumulación se multiplicó exponencialmente, logrando en tan solo los dos
últimos siglos de la historia de la humanidad, llevarnos de una pobreza casi
total, a porcentajes extremadamente pequeños en la actualidad.
Estudios
sobre la pobreza y la riqueza en la historia del mundo, aseguran que al momento
de la Revolución Industrial en el planeta un 95% de mil millones de seres
humanos eran extremadamente pobres. Hoy, poco más de doscientos años después, solo
un 5% de más siete mil millones de seres humanos son extremadamente pobres.
Más
adelante analizaremos cuales fueron y son, las causas de esa aniquilación de la
pobreza y la esperanza de un futuro,
próximo, en el que directamente esa condición natural del hombre, haya
desaparecido por completo.
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