Riqueza (Capítulo VIII de "Camino de Libertad")


“La tierra es la madre, el hombre es el padre de la riqueza. En la maternidad de la riqueza no hay generación espontánea. No hay producción de riqueza si la tierra no es fecundada por el hombre. Trabajar es fecundar. El trabajo es la vida, es el goce, es la felicidad del hombre. No es su castigo.”

Juan Bautista Alberdi


1 % de población mundial concentra 47 % de la riqueza - Revista ...

Una de las principales discusiones en la actualidad es sobre las diferencias entre ricos y pobres, sobre la desigualdad de rentas entre unos y otros. Y debo decir con total seguridad, que estamos perdiendo el tiempo en un debate innecesario y con resultados nefastos para la realidad que nos toca vivir.
No debemos preocuparnos por que unos “reciben” menos que otros. Nuestra preocupación debería ser que todos podamos tener la libertad de producir tanta riqueza como seamos capaces de producir.

Pero para tomar cualquier camino que decidiéramos tomar, primero que nada tenemos que entender qué es riqueza y qué es pobreza.

Para empezar y antes de entrar en cualquier discusión ideológica, hay que entender que pobreza no es “tener menos que otro”. Pobreza, aquí y en cualquier parte del mundo, ahora y en cualquier momento de la historia, es no tener lo suficiente para subsistir.
Así también hay que comprender que riqueza no es tener más dinero que los demás, ser ricos no es tener una abultada cuenta bancaria. Riqueza es poseer más bienes que los necesarios para subsistir o en su defecto, tener los medios para adquirir esos bienes, al mismo tiempo que tener la posibilidad de acceder a ellos.

Pensando en la cita de Juan Bautista Alberdi, al comienzo de este apartado, debemos entender que el único medio para generar riquezas es el trabajo. Cualquiera sea su forma, el trabajo genera beneficios a nuestra vida. No el trabajo en sí mismo… a nadie hace más rico el estar cortando manzanas todo el día de los árboles. Lo que nos hace ricos es aquello que podemos hacer con esas manzanas. Consumirlas inmediatamente, preparar otros alimentos más elaborados, comerciar con ellas, etc.
La disponibilidad de las manzanas, y la posibilidad de acceso al mercado para comercializarlas, nos dan la pista de cuál es la riqueza de Juan, nuestro personaje de los ejemplos.

Siguiendo con la historia de Juan, el propietario de la finca con manzanos, nos preguntamos ¿por qué ahora Juan es rico?

Juan, al comenzar la historia, tan solo poseía sus manzanas. Lo que podía hacer con ellas le procuraba a penas el sustento para sobrevivir. Juan era pobre.
Pero el día que se cruzó con el Viajero y pudo tener en sus manos aquel puñado de semillas, su vida cambió.
Ahora tenía la posibilidad de poder ofrecer en el mercado las manzanas de siempre, panes y otras especialidades a partir de la harina de trigo, y tartas de manzanas que preparaba, entre otros ingredientes, con las frutas que poseía y la harina que fabricaba.

Con toda esa cantidad nueva de bienes, Juan podía ir al mercado e intercambiar sus cosas por bienes que vendían los demás comerciantes. Mayor cantidad de bienes, comparados con los pocos bienes a los que podía acceder antes.
Juan siguió trabajando duro en su campo, mejorando la calidad de sus manzanas, aumentando la producción de trigo, mejorando la elaboración de sus panes, preparando gran variedad de postres. Luego y debido a lo que podía adquirir con sus “ganancias”, Juan comenzó a ahorrar para luego de un tiempo invertir en nuevas actividades. Agregó árboles de otros frutos como cítricos, peras. Comenzó a cultivar una huerta, de la que obtenía verduras. Adquirió animales, los cuales criaba para luego comerciar con sus carnes, sus cueros, con comidas que podía preparar a partir de ellos y otros ingredientes.
Adquirió herramientas de labranza, mejoró el molino, el almacén de granos, se hizo con una gran cantidad de utensilios para la elaboración de comidas. Compró un carro más grande para llevar sus mercancías todas las mañanas al mercado.

Juan ahora tenía cubiertas sus necesidades básicas, podía darse con gustos, tanto él como su esposa. Sus hijos ahora iban al pueblo a estudiar y como ellos ya no trabajaban en la finca, Juan tuvo que contratar una persona para que lo ayudara con sus tareas.
A parte, ahora, Juan podía guardar excedentes que podía utilizar, consumir o comercializar más adelante, según fuera necesario.
Guardaba también un poco de semillas y unas piezas de oro y plata, para utilizar como dinero, cuando la situación lo requiriera.
Juan había abandonado aquella condición de subsistencia (pobreza) y era rico.

¿Pero por qué decimos que Juan es rico?
En la mente de muchas personas, pensar en una persona rica es pensar en alguien que posee enormes cantidades de dinero y vive una vida de lujos y derroche.
Es por esa razón quizás, que el prejuicio tiene razón de existir.
Pero no hay nada más alejado de la realidad que ese concepto de riqueza.

Vamos a hacer un absurdo ejercicio para entender  el porqué de ese errado prejuicio.

Imaginemos dos personas. Una de ellas es Juan, con su finca y todos su árboles frutales, sus sembradíos de trigo, maíz, etc., sus animales de granja, su molino, su granero, sus herramientas, hornos, utensilios, etc. En fin… todo aquello que adquirió y acumuló gracias a su constante trabajo y su inquebrantable voluntad para ahorrar e invertir.
La otra, un hombre con una inmensa fortuna en monedas de oro y plata, una enorme y lujosa mansión en el centro del pueblo. Una caballeriza con varios carruajes enormes y suntuosos. Sus roperos abarrotados de elegantes trajes y sombreros y zapatos de gran factura.

Supongamos que desaparece toda la humanidad y solo quedan Juan y su finca, como un oasis  de vida. Es evidente que Juan podrá subsistir por mucho tiempo y si no decae en su costumbre de trabajar duramente, ese tiempo se hará más extenso. Quizás tenga asegurada su existencia y la de su familia.

En el caso del millonario que vive en la mansión, la situación sería diferente. Si quedara solo en el planeta, con todas sus adquisiciones, probablemente subsista mientras se consume todo el alimento que guarda en sus alacenas. ¿Pero qué pasaría luego, cuando se le acaben las provisiones? ¿Podrá comerse los carruajes, la ropa y los zapatos? ¿A qué saben las columnas de la mansión y los lujosos cortinados de los ventanales? ¿Podrá alimentarse comiendo sus monedas de oro y plata?

Es evidente que la respuesta es no. No puede subsistir. Y aún más. Una persona así jamás podría existir. No puede existir una persona que solo tenga dinero, porque para tener ese dinero, primero tiene que haber producido algo que ha intercambiado con otras personas, las cuales le pagaron con esas monedas. Sólo existe en la fantasía de Disney del Tío Rico.

Ese hombre, a pesar de sus montañas de oro, será inmensamente pobre mientras no tenga bienes acumulados que le permitan seguir produciendo riquezas. Y notamos, con este absurdo ejemplo que para poder decir que una persona es rica porque tiene monedas, necesita de otros seres humanos que estén dispuestos a comerciar con él y así darle valor a su dinero.
Sin comercio, sin intercambios, sin otros seres humanos alrededor, el dinero carece de todo valor.

Recordemos, ser rico es haber superado las necesidades básicas y poder, además de subsistir, mejorar la calidad de vida y tener la posibilidad de ahorrar y luego reinvertir para generar más y más riquezas.

Todos esos bienes que ha acumulado Juan, los cuales le sirven para producir nuevos bienes que podrán ser intercambiados en el mercado se llaman Capital.

La condición natural del hombre ha sido siempre la pobreza, por milenios, la más absoluta pobreza. Solo con la evolución constante del mercado y el comercio, los seres humanos han podido ir acumulando bienes de capital. Sobre todo a partir de la Revolución Industrial. A partir de cuyo surgimiento esa acumulación se multiplicó exponencialmente, logrando en tan solo los dos últimos siglos de la historia de la humanidad, llevarnos de una pobreza casi total, a porcentajes extremadamente pequeños en la actualidad.
Estudios sobre la pobreza y la riqueza en la historia del mundo, aseguran que al momento de la Revolución Industrial en el planeta un 95% de mil millones de seres humanos eran extremadamente pobres. Hoy, poco más de doscientos años después, solo un 5% de más siete mil millones de seres humanos son extremadamente pobres.

Más adelante analizaremos cuales fueron y son, las causas de esa aniquilación de la pobreza y la esperanza de  un futuro, próximo, en el que directamente esa condición natural del hombre, haya desaparecido por completo.

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